Cuando los niños son pequeños -bebés- nos hacen encierros caso sin rechistar. Hay que tener en cuenta que comienzan a conocer el mundo que les rodea a través de nuestras palabras, de nuestro acompañamiento, de nuestros gestos y no suelen oponerse a la hora de darles cualquier indicación.
Pero llega un momento en el que el niño quiere tener su propia identidad, su propia autonomía y quiere decidir qué hacer en cada momento.
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